El actual esquema tarifario de CFE contempla múltiples regiones con reglas y precios de electricidad distintos para los consumidores finales.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) no apostará por una tarifa única, sino por una reconfiguración del modelo tarifario actual.
Durante su comparecencia ante el Congreso de la Unión a finales de octubre, Manuel Bartlett, director general de la CFE, pidió a los legisladores aprobar la reforma constitucional propuesta por el presidente para fortalecer el rol del sector público en la industria energética. Apuntó que, de aprobarse la propuesta, tendrían más herramientas y recursos para bajar las tarifas a los consumidores.
Más importante aún, prometió que una de las medidas que se tomarían luego de aprobarse la iniciativa legislativa sería “establecer una tarifa única en el país”. Posteriormente sugirió que esta propuesta debería ayudar a fomentar el desarrollo económico de los estados que hasta ahora no se han visto favorecidos por la inversión privada. Esto, explicó, porque las empresas tienden a irse a donde la electricidad es más barata y, con un piso parejo, se darían oportunidades equitativas.
Varios expertos han descalificado esta iniciativa. Rosanety Barrios, analista independiente de energía, señala que aunque “puede sonar interesante y atractivo […],la ubicación geográfica de las personas, la infraestructura, la naturaleza, define la evolución de un país […]. Si bien las tarifas que le llegan a las familias tienen, en una proporción, un subsidio que define Hacienda, también es cierto que deben reflejar la infraestructura necesaria para llevar la electricidad de un sitio a otro”.
Además, aún es imposible evaluar las posibles ventajas y las consecuencias de este proyecto porque no hay un plan definido de acción. Gonzalo Monroy, director general de la firma de consultoría GMEC, afirma que la propuesta de la tarifa única es una ocurrencia de Bartlett “para convencer a los diputados de algo, pero que no existe por ningún lado […]. Dijo algo sin ningún respaldo, no existe un análisis de tarifas de CFE, de cómo podría lucir en la práctica”.
Sin embargo, aunque el líder de la Comisión no haya dado a conocer oficialmente un plan, de forma interna ya se tiene una visión de cómo se aplicaría la propuesta de la tarifa única si llega a aprobarse la reforma constitucional. Y, más que un precio parejo para todos los clientes del sistema eléctrico, CFE planea reconfigurar y simplificar cómo se definen las tarifas.
Martín Mendoza Hernández, director de la subsidiaria CFE Suministrador de Servicios Básicos, apunta que “ahorita tenemos varias regiones de precios […], y por eso tenemos que en Baja California Sur puede costar el kilowatt hora (KWh) hasta 2.30 pesos, cuando en Baja California Norte cuesta 80 centavos, o cuando en Monterrey puede valer a 1.30, y en Guanajuato puede valer 1.70. Esa distorsión es la que se pretende abordar, si no con una tarifa única, sí con un modelo tarifario modelado único. Es decir, que el costo total es de tanto, y los costos extra que se implementen estén asociados solo a la inflación, para poder atender el mandato que el presidente requiere”.
Reafirma que, “si CFE se queda con esa autonomía, la generación barata la distribuiría entre todas las regiones y habría un beneficio. Actualmente no sucede porque se generaría y quedaría en esa región por muy barata que esté la tarifa. La idea es que optimice todo el parque de generación para optimizar la tarifa en las regiones que son más caras”.
El plan de CFE para reducir tarifas
En otras palabras, el director de suministro básico apunta que la idea post-reforma sería crear un sistema en el que todas las plantas de generación en el país puedan suministrar energía eléctrica a todos los consumidores a escala nacional. Y aunque no existiría un precio único para todo el país, sí se reduciría la actual fragmentación geográfica de los precios de forma que solo existan tres zonas: norte, sur y centro. De esta forma, los precios se podrían estandarizar, beneficiando a aquellas regiones que ahora pagan las tarifas más altas en promedio.
Martín Mendoza señala que este modelo partiría de un promedio calculado a partir del costo actual entre las diferentes regiones del país. “Lo que queremos hacer es que si en Zacatecas [la electricidad] vale 80 centavos, y en Baja California vale dos pesos, entonces el promedio sería un peso. Y vamos a darles la tarifa a un peso. Es decir, tenemos una tarifa unificada en todo el país para que puedas desarrollar proyectos en donde la tarifa solía ser más cara”, asegura.
Esta propuesta coincide con algunos de los temores de los especialistas. Gonzalo Monroy apunta que la propuesta tarifaria única “no reconoce condiciones naturales de consumo […]. Los consumos energéticos son totalmente diferentes. En el área norte, una vivienda de clase media o baja va a tener todo el día prendido su aire acondicionado. En cambio, ese gran consumo energético en el centro del país está asociado a una mayor riqueza”.
Rosanety Barrios complementa diciendo que “si tu cambias algo y dices que ahora todos van a pagar lo mismo, lo único que va a pasar es que seguramente vaya a haber quien pague menos, pero sin lugar a dudas muchos otros van a pagar mucho más de lo que hoy pagan […]. Es imposible esta fantasía de que un precio fijo va a provocar la justicia. Es absurdo, no se puede hacer”.
Pero Martín Mendoza señala que aunque el plan sí es promediar las tarifas de CFE para mantener los precios a clientes en regiones que ya tienen costos medios, y bajar lo que pagan los consumidores de las zonas con cuentas más altas, en donde ya se tienen tarifas bajas no se piensan subir los precios más allá de lo que ya fue definido por el presidente, siguiendo un incremento anual ligado a la inflación.
“En las regiones con las tarifas más bajas, el impacto va a ser solo la inflación […]. Primero es bajar las caras, modelar las medias, y en su momento la inflación misma va a subir las tarifas bajas. Es un modelo financiero que se está diseñando si, y solo si, el modelo del mercado eléctrico funciona como se está proponiendo [en la reforma]”, aclara.
Cobros, parque de generación, medio ambiente y tarifas domésticas
Aún en un mercado con un modelo tarifario promediado a nivel nacional, Rosanety Barrios señala que una consolidación de precios a los clientes de CFE no haría mucho por las condiciones que se esperan post-reforma constitucional. “Los costos de la generación van a subir, es imposible que no suban por una sencilla razón: estarían cambiando el despacho. Dejan de entrar las plantas más baratas, las renovables, y entran las plantas de CFE que contaminan. Eso cuesta más caro, sí o sí, porque llevan combustible que hay que pagar. El combustible está carísimo”.
El director de suministro básico apunta que este problema se abordará con una doble solución. Primero, se eliminarán algunas de las tarifas, cuotas y ganancias que cobraba CFE a lo largo de toda su cadena de valor como empresa productiva del estado. Así pues, se dejaría de lado el mandato de generar riqueza para el país porque ahora solo “es jugar únicamente con los costos operativos […], se quitarían conceptos que no hacen sentido para el servicio público”.
La segunda razón por la que se podrían mantener tarifas bajas, es que se plantea darle un uso distinto a las plantas de generación de reserva. Martín Mendoza apunta que estos servicios conexos están disponibles para cuando una planta eólica o renovable deja de funcionar al ritmo necesario. Como “no prenden y se apagan luego luego, […] previo a cuando tienen que salir, tienen que estar disponibles quemando combustible […]. Y esos costos se trasladan al mercado”.
Con el nuevo modelo de CFE post-reforma, la idea es que estas plantas de reserva “vayan a generar, para que vayan abatiendo el punto de los precios. [Mantenerlas prendidas como reserva] tiene costos muy caros, que el mercado eléctrico traslada a los suministradores, a quienes vendemos energía eléctrica. Y se traslada principalmente a CFE porque maneja el 85% de ese mercado […]. Entonces ese costo [de operación de reserva] desaparecería porque todas las centrales están trabajando”.
Esta iniciativa parece corroborar los temores medioambientales que algunos expertos ya habían expresado sobre un mercado eléctrico mexicano liderado por CFE. Un estudio realizado en conjunto por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el Instituto Europeo en Economía y Medio Ambiente (EIEE) estimó que, de aprobarse la reforma, los combustibles fósiles ganarían un papel protagónico en el mix energético nacional. Esto ocasionaría que, para 2050, se dupliquen las emisiones de carbono equivalente en esta industria.
La última gran preocupación de los expertos al respecto de la propuesta de una tarifa única es el impacto a los individuos. Gonzalo Monroy apunta que la iniciativa “va a golpear más a los ciudadanos, no tanto a las empresas […]. A los más pobres se les va a subir la tarifa para que los ricos no paguen tanto”.
Pero Martín Mendoza defiende que la reconfiguración del modelo tarifario solamente se dará a un nivel empresas e industriales. “En esta propuesta de reforma, 40 millones de clientes están catalogados como domésticos […]. Éstos se van a proteger en todo el país. El 90% de los clientes de CFE, del segmento doméstico, no tendrán mayor impacto, no se le van a distorsionar sus tarifas. No podemos incrementar más que la inflación”.
El director de CFE suministro básico concluye diciendo que “este modelo que explicó el licenciado Bartlett […] es en beneficio de la población. […] Quitar el modelo de mercado que actualmente existe nos llevará a tener mayor control tarifario y hacer la optimización para el beneficio del 100% de los clientes que llevamos en el país, más la garantía de la continuidad y la generación”.
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