La mayoría de los proyectos fueron planteados por el gobierno priista en el sexenio pasado.
El presidente Andrés Manuel
López Obrador y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) presentaron un plan de
infraestructura con proyectos para Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión
Federal de Electricidad (CFE), previamente propuestos durante la administración
priista de Enrique Peña Nieto.
Con un retraso de 10 meses, el
sector público y la iniciativa privada detallaron un programa de cinco
proyectos energéticos con inversiones por 98,980 millones de pesos (mdp), 35%
menos de lo que prometieron en materia energética durante noviembre de 2019.
Las obras de infraestructura
son un intento de López Obrador por reactivar la economía mexicana de la mano
del sector privado, ante la crisis de desempleo y hundimiento económico que
sufre el país por la pandemia de Covid-19.
Las autoridades y representantes
de la comunidad empresarial no detallaron esquemas de inversión para concretar
los trabajos, con la excepción de al menos 50% del costo total del proyecto,
según el presidente del CCE, Carlos Salazar Lomelín.
“Todos los proyectos, excepto
uno, ya tenían avance o incluso habían sido anunciados en alguna ocasión (…)
-el gobierno y la IP- pudieron haber sido más creativos aprovechando el marco
jurídico existente”, comentó en entrevista el director de desarrollo de
negocios para IHS Markit México, Erick Sánchez Salas.
Las obras propuestas
La mañana del 5 de octubre, el
gobierno autodenominado “la Cuarta Transformación (4T)” propuso invertir 1,155
millones de pesos en la planta de fertilizantes Camargo para producir
fertilizantes.
Pero en diciembre de 2014, el
entonces director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, anunció una rehabilitación de
la planta petroquímicaubicada en Chihuahua, con una inversión de 35 millones de
dólares para dicho fin.
Otro ejemplo de reciclaje es
el proyecto de inversión para una planta de licuefacción de gas natural en
Salina cruz, Oaxaca por 25,200 millones de pesos, a solicitud de la CFE y
Administración Portuaria Integral (API), con el objetivo de arrancar los
trabajos en 2021, sin detallar si se trataba de una intención de importar gas
natural licuado o exportarlo a otros mercados.
En noviembre de 2014, bajo la
dirección de Lozoya, Pemex anunció una inversión de 6,000 millones de dólares
para un proyecto de licuefacción de gas natural en la costa del Pacífico, en la
ahora extinta subsidiaria Pemex Gas Petroquímica Básica.
Aquí la historia: Pemex
invertirá 6,000 mdd en proyecto de licuefacción de gas
Durante la conferencia
matutina, el secretario de Hacienda, Arturo Herrrera, reveló una “alianza
estratégica” con el sector privado para instalar una planta coquizadora en la
refinería de Tula, mediante una inversión de 54,705 millones de pesos.
En el sexenio anterior, la
subsidiaria Pemex Transformación Industrial (TRI) contrató a la brasileña
Odebrecht y a la mexicana ICA Fluor para la construcción de dicha planta en la
refinería de Hidalgo para producir más gasolina, diésel y usar menos
combustóleo, pero canceló el contrato por actos de corrupción.
Después seleccionó a la
japonesa Mitsui para terminar de desarrollar y operar la planta conquistadora
en su refinería en Hidalgo, pero no tampoco se concluyeron los trabajos.
La 4T también planteó, con
ayuda de empresas privadas, rehabilitar una planta de coquización en la
refinería de Cadereyta por 15,400 millones de pesos, aunque en 2017 el gobierno
priista que administraba Pemex ya contemplaba rehabilitar el proceso con
inversiones en el orden de 5,520 millones de pesos.
El único proyecto nuevo es una
terminal de etano en la planta petroquímica de Pajaritos en Veracruz, con un
monto de inversión por 2,520 millones de pesos.
Esta obra puede favorecer a
otros subsectores de la industria petroquímica, desde adhesivos, hasta pinturas
y múltiples tipos de plásticos que pueden impactar positivamente en la
economía, además de que puede evitar penalizaciones en su contrato con Braskem-Idesa.
Ninguno de estos proyectos
considera un modelo de asociación, sino un listado de requerimientos de
infraestructura que Pemex y CFE necesitan, alejado de las rondas o subastas que
habíamos visto, comentó Sanchez Salas.
“Esto no va a cambiar en nada
la situación y proyección económica del país”, agregó el analista.
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