Las reformas aprobadas en el pleno del Congreso de la Unión para dar viabilidad y "crecimiento económico al país" -ofreció el presidente Enrique Peña Nieto-, deberán ir acompañadas de un sustento auténtico que se refleje en el mediano plazo, en las finanzas familiares, tan deterioradas en estos tiempos de crisis, donde no hay dinero que alcance para subsistir con decoro.
Así como el jefe del Ejecutivo federal insistió en la aprobación de las legislaciones propuestas que, "ahora sí", beneficiarán a todos por igual, su gobierno deberá revisar las tarifas que ha implantado la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en toda la república, pero con mayor sangría para los que menos tienen en entidades donde este verano, el calor ha hecho trizas a todos por igual.
Y es que a pesar de las miles de denuncias que tiene la CFE ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Baja California, Tamaulipas, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, nadie hace algo por remediar los cobros escandalosos que por el uso del fluído eléctrico hacen a millones de usuarios.
La CFE ha sido un escaparate de bandidos que sólo han sangrado por décadas –con la venia gubernamental- a las finanzas públicas, privadas y a quienes han vivido en la indefensión.
El gobierno debería de hacer un análisis de cuánto pagamos los usuarios de la única y pésima CFE, con eso de la modernización de la paraestatal, porque existen millones de mexicanos que se quedan hasta sin comer lo más elemental con tal de "disfrutar" la pésima interconexión de la electricidad.
A donde quiera escoger el régimen, el norte o sur, centro, Pacífico o el Golfo, no existe sitio donde la CFE no haga cobros de escándalo contra los "dueños del contrato" que viven en chozas, palapas, casas de adobe con pisos de tierra, y no paguen cientos y hasta miles de pesos por el uso del kilowat-hora que, en la mayoría de los casos, no se justifica.
Basta analizar las miles de quejas y denuncias que tiene en su poder la Profeco para saber de lo que hablamos, y que los cobros de miles de pesos que hace la CFE a los más pobres, no es cuestión de la imaginación del que suscribe.
El acabose para los usuarios, más por necesidad que por gusto, es la nueva determinación draconiana de la multireferida paraestatal, de obligar al cambio de medidores electrónicos por los clásicos, porque los electrónicos o digitales como quieran llamarle los "genios" de la CFE, avanzan más rápido y el costo de la luz, ya de por sí carísima, se eleva a más del cien por ciento. Comprobado con videos si quiere aclaración la Comisión Federal.
Pero no toda la culpa es de la actual administración que encabeza Peña Nieto. No. La "brillante" iniciativa fue del ex presidente Felipe Calderón y sus huestes ladronas, que debido a su corta imaginación, encajaron el costo a los millones de usuarios. Al cabo, "el pueblo de México aguanta todo", refería el ex asesor de ¿lujo? de Carlos Salinas de Gortari, el franco-español, José María Córdoba Montoya.
Parafraseando al compositor michoacano Marco Antonio Solís, "a dónde vamos a parar?"
Fuente: Milenio
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