agosto 12, 2015

Pemex y CFE, vías para saquear a México

La baja del precio del petróleo dejó al descubierto las ineficiencias, desvíos, sobreprecios a proveedores, personal excesivo, pensiones privilegiadas e irregulares y en general el saqueo a los mexicanos a través de los monopolios estatales de Pemex y CFE.

La estatización y monopolización del petróleo en 1938 y de la electricidad en 1960 fueron presentadas por décadas como un avance de México, lo cual queda ahora claro que fue una gran mentira. Esas expropiaciones sólo beneficiaron a los gobernantes, líderes sindicales, proveedores y contratistas que saquearon esos sectores. 

Al pueblo de México sólo le tocó recibir un mal servicio, gasolinas y electricidad más cara que en Estados Unidos, donde empresas privadas extraen el petróleo, lo refinan y venden las gasolinas. También en EU empresas privadas generan y distribuyen la energía eléctrica a particulares y empresas, las cuales reciben el fluido eléctrico hasta un 70 por ciento más barato que las empresas mexicanas. 

Cada día Pemex produce menos y compra más, su balanza comercial es negativa: importa más gasolinas y derivados del petróleo que el crudo que exporta. Ya no es una fuente neta de divisas. Reporta crecientes pérdidas, ya no realiza contribuciones netas al sector público. Es una carga y no un apoyo a la economía mexicana. 

A pesar de la baja del precio del petróleo todavía hay un gran margen entre costo de extracción, aproximadamente de ocho dólares, y el precio del barril de crudo, alrededor de 50; pero los altos costos administrativos, los pasivos laborales, el pago de intereses de su deuda, el personal excesivo, los robos de gasolinas y los sobreprecios a proveedores y contratistas, varios de los cuales han transmitido por décadas miles de millones de dólares a altos funcionarios del gobierno que les consiguen contratos, tienen quebrada a esa empresa (ver libro Los ricos del gobierno).

La tardía reforma del sector energético -el PRI se opuso a su apertura en 2008- ayudará, pero no resolverá los problemas de Pemex ni de CFE, si no reducen radicalmente personal, pensiones, privilegios al sindicato, detienen robos de gasolina y sobreprecios a proveedores y contratistas.

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