agosto 21, 2017

A 80 años de su fundación, la CFE enfrenta una grave crisis Este texto ha sido publicado en el sitio Cambio de Michoacán, en la dirección http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-n27931 Si lo cita por favor cite la fuente, manteniendo un enlace a la información original. Derechos Reservados, Sociedad Editora de Michoacán S.A. de C.V.

Morelia, Michoacán.- Con el fin de organizar y administrar un sistema nacional de energía que fuera capaz de generar, transmitir y distribuir la electricidad ante la emergencia de compañías privadas enfocadas en proveer el servicio a zonas urbanas con tarifas muy altas y en detrimento de las poblaciones rurales, el 14 de agosto de 1937 se fundó la Comisión Federal de Electricidad (CFE) durante el mandato presidencial de Lázaro Cárdenas del Río.

Desde entonces la CFE desarrolló sus primeros proyectos de generación de energía en poblaciones de Guerrero, Oaxaca y Sonora, así como en Pátzcuaro, Michoacán, donde se inició la construcción de plantas generadoras y la ampliación de redes de transmisión y distribución. Con ello varias actividades productivas en el campo y la ciudad detonaron, además de expandirse el alumbrado público y la electrificación en comunidades rurales. 

El año pasado trabajó con un recorte presupuestal de dos mil 500 millones de pesos que afectaron sus programas de inversión y crecimiento (Foto: Cuartoscuro) Según información proporcionada por la entonces paraestatal –que hace dos años dejó de serlo gracias a la Reforma Energética–, en 1938 se construyeron canales, caminos y carreteras de lo que sería el sistema hidroeléctrico Ixtapantongo (hoy Miguel Alemán), en Estado de México, considerado el primer proyecto hidroeléctrico de gran envergadura. 

En 1946 la CFE tuvo que negociar con las compañías privadas que dejaron de invertir en México y le rentaron sus redes para que ésta distribuyera la energía que ella misma generaba. 

Pese al avance del sistema eléctrico, ya que en 1960 la CFE aportaba más del 54 por ciento de la energía en el país (el resto aún se negociaba con capitales extranjeros privados), sólo el 44 por ciento de la población tenía acceso al servicio. Por esa razón, el 27 de septiembre de ese año el presidente Adolfo López Mateos optó por nacionalizar la industria eléctrica. 

Cabe señalar que en la década de los 60 se integró el Sistema Eléctrico Nacional, que permitió extender la cobertura del servicio. Asimismo, el Estado adquirió los bienes e instalaciones de las compañías privadas, logrando convertirse en accionista mayoritario de las centrales generadoras de electricidad. 

Década de bonanza e industrialización, vio nacer la central de Infiernillo (Michoacán) y de Temascal (Oaxaca), además de instalarse más plantas generadoras en el territorio mexicano. 

Pero el objetivo de la semblanza no es hacer una historia de la empresa. Valga recordar que en 2009, con la disolución de Luz y Fuerza del Centro a manos del entonces presidente, Felipe Calderón Hinojosa, la CFE tomó el control del suministro de energía en todo el país. 

Cinco años más tarde, en 2014, las reformas estructurales dejaron fuera del dominio de la Ley Federal de Entidades Paraestatales a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la CFE. De paraestatales, ambas pasaron a ser “empresas productivas del Estado”. A 80 años de su fundación, la CFE enfrenta una grave crisis. El año pasado trabajó con un recorte presupuestal de dos mil 500 millones de pesos que afectaron sus programas de inversión y crecimiento, situación que este año obligó a la empresa a endeudarse y hacer uso de inversión privada en labores antes desempeñadas por su personal. Los analistas prevén un futuro poco alentador para la CFE, al igual que para Pemex, al advertir una inminente privatización con cargo al bolsillo del pueblo.



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