abril 19, 2011

RESPUESTA A FELIPE CALDERÓN

jueves 14 de abril de 2011
RESPUESTA A FELIPE CALDERÓN
Salió la gente a la calle el miércoles pasado y usted, como ya es costumbre, señor Calderón, ignoró el hecho.  Sólo unos días más tarde y cuando la presión mediática se hizo sentir en palacio se atrevió a responder.  Antes su Secretario de Seguridad Pública federal nos había prometido 7 años más de guerra y luego, en una de sus encendidas arengas patrióticas, intentó usted enmendarnos la plana a decenas de miles y convertir el clamor ciudadano por un México justo y en paz en un coro de respaldo unánime e incondicional a las acciones de su gobierno.
Dice usted que el “ya basta” ha de dirigirse única y exclusivamente al crimen organizado.  Se equivoca.  “Ya basta” decimos también a la criminal ineficiencia de su gobierno que, en el combate al crimen organizado, sólo ha terminado por fortalecerlo.  “Ya basta” decimos a la ceguera y obstinación con la que usted pese a la evidencia acumulada sigue defendiendo una estrategia a todas luces fallida y que ha desatado una espiral de violencia incontenible.
Experto en la promoción del discurso del odio y la discordia intenta usted sembrar la sospecha contra quienes alzamos la voz y ejercemos la crítica frente la doctrina que inspira su guerra contra el narco, la forma en que conduce las operaciones y la estrategia que rige las mismas.  Su arenga es una incitación al linchamiento, un intento por desacreditarnos y convertirnos, ante la opinión pública, en defensores de capos o sicarios.
Sugiere usted al país que quienes marchamos este miércoles de la semana pasada no condenamos, con energía, las acciones criminales de capos y sicarios.  En las actuales circunstancias una insinuación de ese calibre; colocarnos casi como cómplices del crimen organizado, pronunciada además desde el poder y con todo el respaldo propagandístico del mismo, es sumamente irresponsable y peligrosa: juega usted de nuevo con fuego y pone en riesgo más vidas.
Ninguno de los que alzamos la voz contra la violencia ignoramos, negamos o peor todavía, solapamos, como usted y sus propagandistas sugieren, la responsabilidad de los capos del narcotráfico en la violencia criminal y creciente que sufrimos.  Sabemos que son ellos los de los levantones, las torturas, los asesinatos, las decapitaciones y las masacres.  Condenamos enérgicamente su barbarie.  No queremos, de ninguna manera, que nuestro país caiga en manos de estos criminales.
Y por eso, señor Calderón, es que también a usted le decimos “ya basta”.  Ha puesto usted en riesgo la integridad de la nación y ha sido hasta ahora incapaz de brindar seguridad a la ciudadanía.  Se han perdido en este país, a manos de los criminales y durante su gestión, ciudades y estados enteros.  Se ha perdido también –lo que es más grave- la noción misma de justicia y el respeto a la vida como valor supremo.
Se obstina usted en que no hay más camino que el suyo a pesar de que su estrategia es más bien un callejón sin salida y sólo ahora, una vez que con sus propias acciones han contribuido ha destruirlo, se atreve a hablar, tardía y propagandisticamente, de “reconstruir el tejido social”.  Declara, por otro lado, que hay que brindar apoyos a los jóvenes y olvida convenientemente que se ha dedicado a criminalizar, de tajo y sin mediar averiguación judicial alguna, a muchos de esos mismos jóvenes de los que habla, que han caído víctimas de la violencia.
Presenta usted al país una falsa disyuntiva: o su camino, el del combate por la vía armada al narcotráfico o la debacle.  Miente usted señor Calderón.  Hay otros caminos; soluciones integrales que usted, sistemáticamente, se niega a escuchar y no lo hace porque ni son tan rentables
propagandísticamente, ni le sirven políticamente para asegurar la continuidad de su proyecto.
A usted le conviene la guerra, el estado de emergencia, la movilización masiva de tropas, la unidad acrítica que el miedo, la zozobra y la angustia producen entre la población cuando esta se sabe rodeada de muertos y de crímenes y comienza a pedir, desesperada, “mano dura” y a clamar, como sucede ya en muchos sectores por “acciones radicales”.
Es esta una vieja receta que otros regímenes autoritarios han utilizado.  No duda usted por eso en lanzar anatemas y en presentarse, continuamente, jugando a la guerra.  Quiere ser, en tiempos revueltos, el hombre de la mano firme.  Es esta, habida cuenta de los muchos y rotundos fracasos de su gestión, la única maniobra de legitimación a su alcance.
No será, sin embargo, por la fuerza únicamente que se derrote al crimen organizado; al contrario.  La violencia genera violencia, encarece el producto, desata una dialéctica incontenible donde la ambición y la muerte van de la mano.  A la barbarie de un lado responde el otro, sin más instrumentos a la mano, con más barbarie y en medio los ciudadanos quedamos irremediablemente atrapados en el fuego cruzado.
“Ya basta”, pues, decimos al crimen organizado y también a usted señor Calderón.  Por nuestros hijos y con nuestros hijos es que marchamos hace unos días y volveremos a marchar este 8 de mayo siguiendo el llamado de Javier Sicilia y nuestras propias convicciones.  Como hay que detener con la ley en la mano a los criminales; es, con la ley en la mano, sometiéndolo a un juicio político, que hay que detenerlo también a usted.

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